Las crisis vitales, los estados depresivos y las situaciones de angustia vital son más habituales y afectan a más porcentaje de la sociedad de lo que somos conscientes. No es necesario que tu vida sea difícil o un desastre para que te encuentres inmersa en alguna de estas situaciones. Pese a la creencia popular, aunque para otros "lo tengas todo", puedes sentirte tremendamente perdida o inmensamente triste o profundamente angustiada. No existe una variable matemática para que estas situaciones se den o no se den, porque la causa no está en el exterior, la raíz de la solución está en tu interior y yo puedo acompañarte en la búsqueda para que no sientas que puedes llegar a hundirte sin alguién que te indique como volver a la superficie.
CRISIS VITAL
Las crisis vitales son procesos ineludibles de la vida, la maduración y la evolución del Ser Humano. Se producen cada 7 años y coinciden con el cambio de energía planetaria que se va dando a lo largo de la vida de todo individuo.
La mayoría de las crisis vitales las abordamos sin mayor preocupación, sobre todo aquellas que pertenecen a las fases de maduración e independencia: la de los 7 años cuando dejamos la infancia y pasamos a la niñez, la de los 14 cuando dejamos la niñez y pasamos a la adolescencia, la de los 21 cuando dejamos la adolescencia y pasamos a la juventud...
Hasta aquí todo bien, nuestros padres lidian con nosotros y todo el mundo acepta esas crisis como normales. Con las siguientes la cosa ya no está tan clara. La de los 28 y los 35 hay quien le da de lleno y quien ni se entera. Con la de los 42, los 49 y 56 la cosa cambia y, a quien no le afecta una, le afecta la siguiente o la última y, esta si que nos da de lleno y nos pone la vida patas arriba. Pero la cosa no acaba ahí, aún nos quedan 3 muy importantes que nos van preparando para el camino de retorno la de los 63, los 70 y los 77. Y si tenemos suerte viviremos para afrontar la de los 84, los 91 y los 98, aunque para entonces ya tendremos tanta experiencia que seguramente ni nos inmutemos.
Con esta exposición de datos quiero que veas que las crisis vitales no son algo que puedas evitar. Sólo puedes transitarlas. Son un momento de muerte y resurrección en vida. Necesitas dejar morir una parte de ti para que surja una nueva y resistirte a ello solo hará que la crisis vital sea más dura y dolorosa.
Desde el enfoque de la Psicología Astrológica Hermética que se fundamenta por un lado en el Paradigma Hermético y por otro en la Astrología Medieval, cada transito de 7 años nos coloca en un momento de Muerte y Resurrección, de Solve y Coagula, en el cual es necesario dejar ir una parte de nosotros para evolucionar y continuar el camino de nuestro destino. Las Crisis Vitales son Puntos Evolutivos del Ser Humano y, bien enfocadas, pueden ser momentos emocionantes y extremadamente enriquecedores y, por qué no, hasta divertidos y llenos de experiencias gratificantes.
Así que si te encuentras en alguno de esos momentos de tu vida, y ten en cuenta que a veces no se nota justo en el año de cambio de energía planetaria, sino uno antes o uno o dos después, no desesperes. Aunque lo veas todo muy negro, aunque no encuentres sentido a tu vida, aunque haya días que te preguntes "¿Para qué seguir?"... te aseguro que todo pasará.
Solo quiero decirte que si te fallan las fuerzas, si te sientes perdida/o, si no ves la salida, si no entiendes nada, si no quieres seguir sintiendo que remas contra corriente, si quieres alguien que te guíe en el tránsito, que te de información, que te ayude a saber para dónde tirar o simplemente quieres prepararte para lo que viene porque te encuentras cerca de una de las fechas clave, solicita una cita y hablamos. Estoy aquí para tí.
Por cierto, este acompañamiento también es de gran utilidad para padres y madres con hijo/a(s) en edad de crisis vital. Les permite entender lo que está ocurriendo con sus retoños y como acompañarles para que ese momento les aporte herramientas para toda la vida.
DEPRESION
Hay muchos tipos de depresión, algunas vienen de dentro, otras las provocan agentes externos, algunas son crónicas, otras son agudas y en crisis, algunas personas no pueden seguir con su vida y todos nos damos cuenta de que no están bien, y otras personas las sufren en silencio mientras nadie se da cuenta, porque incluso salen de fiesta y se divierten, o lo intentan.
Probablemente la más dura sea la última que he comentado. Porque cuando alguien no puede salir de la cama, no come y llora todo el rato, la gente que le rodea lo percibe, se preocupa, le cuida y da cariño, le escucha y hace todo lo posible para que salga del abismo.
Pero cuando alguien puede seguir haciendo una vida normal a ojos de la sociedad y de sus seres queridos pese a su estado depresivo, la cosa se complica. Primero porque ni la persona afectada es consciente de lo que le pasa. Simplemente se encuentra muy triste internamente, llora a escondidas, en silencio, para luego secarse con rabia esas lagrimas, mirarse al espejo y decirse a si misma, "vamos, tu puedes, hay que seguir, no vas a caer". Y tras la tormenta vuelve la calma, y la vida sigue hasta que algo hace detonar de nuevo los nubarrones que siempre andan al acecho.
Segundo, porque al no diagnosticarse, no se busca ayuda y la depresión puede cronificarse, y termina tratándose como un desequilibrio emocional o mental con un diagnóstico erróneo y un tratamiento alopático que no solo no soluciona la dolencia, sino que tapa la causa y empeora el pronóstico de recuperación a largo plazo. He conocido casos de personas que transitaban su vida dopadas con psicotrópicos y calmantes convertidas en "zombies funcionales" para la sociedad cuya mirada se había quedado sin luz, perdida en la desesperanza.
Estos estados de depresiones mal diagnosticadas suelen terminar en casos de personas con una salud quebradiza, una baja energía, disfunciones sexuales, desequilibrios metabólicos, enfermedades psiquiátricas, degeneración celular, insomnio, trastornos de la alimentación y un largo etcétera que acaban con la calidad de vida de la persona.
Por eso ante los primeros síntomas es importante ponerte en manos de un profesional que pueda acompañarte en el proceso. Yo, personalmente, lo primero que hago es un Testaje Kinesiológico que me permite comprobar si la sintomatología tiene su causa en una Depresión Endógena o Exógena, de esa forma puedo comenzar con el tratamiento de la misma, ya que la aproximación será muy distinta dependiendo del tipo de depresión que se trate. Por ejemplo, un elevado número de parásitos intestinales o una acumulación de metales puede provocarnos una depresión tan aguda como una situación de abandono, bulling o maltrato. Si sientes que no estas bien, pero no tienes claro lo que te pasa, porque opinas que no tienes causa alguna para tu tristeza, te animo a solicitar una cita y salir de dudas.
Uno de los periodos críticos para el comienzo de las crisis de ansiedad es la adolescencia. Nuestro adolescentes están sometidos a unos niveles de estrés y exigencia que ni imaginamos. La manifestación inicial a esas edades suelen ser desmayos que los médicos de familia mal diagnostican como lipotimias y cuyo tratamiento no hace sino acrecentar los niveles de cortisol y por tanto empeorar la sintomatología.
Conozco bien de lo que hablo, ya que mi hijo (hoy ya independizado) sufrió estos episodios y fueron meses de peregrinaje por especialistas y hospitales descartando patologías a cual más aterradora.
Esta vivencia me llevó a formarme como Psicóloga Holística, estudios que posteriormente he podido combinar con las Ciencias y la Astrología Hermética y que facilitan el tratamiento y la recuperación de los pacientes de una manera respetuosa y totalmente adaptada a sus procesos personales.
Aunque me he enfocado en la adolescencia como edad de inicio de estos cuadros de desequilibrio psico-emocional, no hay una edad concreta para sufrirlos. Pueden ocurrir en cualquier momento y a cualquier edad. Tampoco hay una causa concreta que los haga detonar, aunque es cierto que existen situaciones que suelen ser detonantes por naturaleza. Veamos síntomas y detonantes un poco más en detalle.
Como ya he indicado uno de los síntomas suelen ser desmayos y lipotimias, aunque también pueden ser nauseas, vómitos, diarrea y vértigos sin causa aparente. Otras veces se observa dermatitis, inflamación anormal de la garganta sin indicios de afección respiratoria o erupciones en la piel similares a alergias. Una disminución del sistema inmune con cuadros de resfriados, gripes o afecciones intestinales continuas también pueden ser síntomas de un cuadro de ansiedad incipiente. A partir de aquí suele venir la dificultad de mantener la atención, la memoria se debilita, insomnio, disfunciones sexuales, episodios de falta de apetito contrastados con necesidad compulsiva de comer, el mal humor y los arranques de ira también suelen manifestarse. Empieza el runrún mental de "nadie me entiende" y "la vida es una mierda". Si se sigue sin tratar comienzan a aparecer los miedos y las fobias que se van sumando hasta impedir las actividades habituales del individuo afectado. Si hay suerte, antes de llegar a este punto, la persona se desmorona y alguien del entorno le aconseja buscar ayuda.
Si te sientes identificada/o con lo que has leído te invito a solicitar un cita para que hablemos de ello. Cuanto antes lo descartes o comiences el tratamiento antes llegará la calma de nuevo a tu vida. Si conoces a alguien que se encuentra en esta situación ayúdale a tomar conciencia de que necesita ayuda para salir de ahí antes de que las cosas empeoren. Te dejo un botón para pedir tu cita y puedes pasarle el enlace a quien consideres que lo necesita ❤️
TODOS LOS ACOPAÑAMIENTOS PUEDEN REALIZARSE INTEGRAMENTE POR VIDEO-CONFERENCIA, FACILITANDO DE ESTE MODO LA ASISTENCIA AL MISMO SIN NECESIDAD DE DESPLAZAMIENTOS Y DESDE CUALQUIER LUGAR CON CONEXIÓN A INTERNET